por Luife GaleanoLa maquinaria del terror ha revolucionado el motor ante la perspectiva de la pérdida de 'punch' que se vislumbra en las próximas elecciones europeas. Los socialistas españoles van a perder con casi total seguridad las elecciones al Parlamento Europeo y, con ello, su capacidad de manipular la opinión europea con respecto a Cuba. Temerosos de la debacle, pretenden, con Louis Michel -el belga errante- a la cabeza, anticipar la revisión de la postura europea para el mes de mayo.
No existen evidencias de que la situación en Cuba haya girado hacia el terreno de las libertades ni que las autoridades cubanas hayan tomado medidas de gran alcance para que se revise una posición ya de por sí descafeinada. Tampoco el hecho de que se coopere con la isla de cara a alcanzar un desarrollo aceptable justifica que se levanten las sanciones. Unas sanciones, por otra parte, impuestas porque en la isla se encarcela a personas por pensar diferente y porque no se consideran ni aplican los derechos humanos.
Es más, el comisario de Desarrollo de la UE, Sr. Michel, no es el interlocutor válido para determinar o analizar el nivel de libertades de la isla. Ello sería confundir la velocidad con el tocino y les recuerdo, a cuantos consideren lo contrario, que todas las repúblicas del bloque soviético tenían un nivel de desarrollo muy superior al de la Cuba de los Castro y tenían presos políticos, reprimían y represaliaban y el mundo libre sólo conoció el terror tras la caída del telón de acero.
No se entiende entonces, conocida la historia reciente del bloque soviético -del que Cuba, por cierto, fue arte y parte-, que tengamos que devanarnos los sesos experimentando con fracasos conocidos en la efímera esperanza de que, quizás, Cuba sea diferente.
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