por José Luis Sito
Un tal Miguel Arencibia, cubano de profesión, ha sido privado de su empleo por haber utilizado su computadora y los servicios de Internet con fines ajenos al trabajo.
Este personaje castrista-maoísta-trotskista-leninista con tendencias gramcistas, inclinaciones guevaristas y predisposiciones anticapitalistas, antiimperialistas y antisionistas, no enviaba por email sus prosas a Penúltimos Días (aunque los dos consumen y beben el mismo castrismo y trabajan en un banco), sino a un sitio web de extrema izquierda, Kaos en la Red.
Pero la razón de esta colaboración no era únicamente ideológica. ¿Por qué colaboraba Arencibia con el Kaos? Explicación con un extracto de sus obras: “No sólo la irreversibilidad del socialismo que no ha sido sino, también, la sustentabilidad del proceso, desactualizadamente llamado Revolución cubana (que ya no es), está en entredicho, básicamente a causa de su modelo político, económico y social”.
Otro ejemplo: “En estos coyunturales momentos, para los cubanos las expectativas son muchas, grandes y más necesitadas de rápida atención; en tanto, algunas de las perspectivas aparecen disminuidas en relación inversamente proporcional”.
Evidente. Para escribir en Kaos en la Red es indispensable ser kaótico, y Arencibia, en ese sentido, y ninguno más, es soberbio, sublime. Alcanzar esta escala cósmica en lo kaótico es un misterio.
El kaotismo de Miguel Arencibia, y de su compañero webista Pedro Campos, tiene mucho que ver con Ray Charles. Esta anécdota nos suministra la prueba:
Una noche, el recital terminado, una señora entusiasmada se acerca a Ray Charles para decirle cuán enorme es su talento y cuánta felicidad le procuró. Entonces, terminando sus adulaciones, le pregunta: “¿Cómo puede usted tener tanta alegría a pesar de esa noche que lo cubre?”. Y Ray Charles le responde: “Podía haber sido peor, podía haber sido negro”.
Puede ser que después del kaotismo web y literario, Arencibia funde el movimiento kaotista de pintura, si todo va bien y el tiempo lo permite.