por Armando Añel
De lo finito a lo infinito. De la genética al hombre cibernético (Benya Publishers, Miami, 2008), como el título indica, es la historia de muchas cosas. Una historia del cosmos y de los ciclos vitales. De la astrofísica y de la antropología. Del hombre y de las galaxias. Montado sobre un lenguaje urgente, pero minucioso, que trabaja el hueso de la información para extenderse en ramificaciones incesantes, este libro confirma a su autor, Juan Benemelis, como uno de los más importantes autores contemporáneos.
Cuatrocientas páginas de un libro vasto más allá de sus cuatrocientas páginas. Es raro constatar, en el ámbito cubano, la existencia de escritores como Benemelis, capaces de fundir en un solo molde, concretamente en volúmenes como éste, al científico, al filósofo, al periodista. Y todo ello mientras se conservan los timbres de una prosa precisa, que a ratos puede jugar, sin embargo, con recursos tan literarios como la metáfora o la enumeración caótica. “Esta específica tecno-cultura planetaria que nos ha conducido hasta los principios del siglo XXI se ha internado en un laberinto sin escapes”, nos advierte el autor. “La curva de la urbanización iniciada en el siglo XIX y la generalización de los electromotores del siglo XX han impreso su ritmo en los volúmenes energéticos consumidos”.
En este libro, Benemelis no se detiene ante nada. A través de catorce extensos capítulos, vertiginosos en su fecundidad, aborda El Catastrofismo, Un planeta en caos, La sociedad biogenética, El mundo paralelo, Un mundo más sabio, Gaia: El planeta agua, La civilización cibernética, El sistema solar, La vida extra-terrestre, La civilización solar, Súper civilizaciones, La astrofísica, El Big Bang y Lo infinito y el colapso. No se detiene siquiera ante el pesimismo objetivo que algunas páginas de De lo finito a lo infinito deslizan, y apuesta por la continuidad: “El dominio de la molécula del ADN nos llevará a influir en la composición y estructura de los organismos vivos, alcanzando la solución de las enfermedades y la ampliación de la inteligencia. Todo ello incrementará el nivel de vida y el consumo, liquidando el subdesarrollo, las enfermedades que atacan el sistema inmunológico y deteniendo el actual envejecimiento prematuro”.
El artículo completo aquí.