por Richard del Monte Jr.
No eran guapas por su belleza, eran guapas por su valentía. Pero tampoco. Eran guapas sin saberlo: Llevaban pantalones.
Ayer, trece mujeres fueron arrestadas por llevar pantalones en Sudán, país donde las autoridades consideran indecente el uso de esa prenda en base a la Sharia o ley islámica. Fue en un restaurante de Jartum, la capital sudanesa. La policía irrumpió en el local y cargó con las “díscolas”, varias de las cuales fueron azotadas.
Lubna Ahmed al Husein, una periodista local que estaba entre las detenidas, explicó a la BBC que enfrenta un castigo de cuarenta latigazos. Algunas de sus compañeras se declararon culpables in situ y recibieron “sólo” diez azotes.
No se bajaron los pantalones. No llevaban escote. Ni pintados los labios. Pero en el norte de Sudán cualquier cosa puede pasar (el sur también existe, pero dada la influencia cristiana es algo más tolerante).
Azotadas por llevar pantalones. Delirante en pleno siglo XXI. Una causa –la defensa de quienes tienen los pantalones bien puestos- que el presidente Barack Obama debería abrazar con entusiasmo. Él, que por estos días andaba tan cerca.