
Presionar a Juanes, mediáticamente hablando, utilizando Internet y otros medios –la televisión de Miami debería contribuir a ello-, para que acompañe a Chirino a cantar en Cuba. Más que un invitado del régimen, Juanes debe ser un invitado de Chirino. Una campaña no contra el hecho de que Juanes vaya, sino a favor de que lo acompañe Chirino.
La diferencia entre condenar a Juanes porque va, y sugerirle, o pedirle, o exigirle que se haga acompañar por Chirino –un gesto de paz a favor de la libertad- parece sutil mientras no se racionaliza, pero luego de hacerlo se vuelve evidente.
“Canta con Willy Chirino en Cuba”. Y si Juanes no reacciona no importa, la cuestión es desatar un movimiento de solidaridad con Willy en el ámbito artístico, que a su vez, en correspondencia e internacionalmente, se convierta en un movimiento cultural a favor de los derechos del pueblo cubano.