google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Casi millonario

jueves, 27 de agosto de 2009

Casi millonario

por Denis Fortún

Daniel es un viejo robusto y de baja estatura, nacido en Palmira, que llegó de Cuba hace muchísimo tiempo. Aún a sus 69 años trabaja en el aeropuerto cargando equipajes para ponerlos en la estera que revisa con rayos X todo lo que trae quien pasa por Miami. Asegura a sus compañeros de faena: “A todo sujeto que cargue una maleta de viaje con más de cuarenta libras, se le debería procesar legalmente… con la excepción de los cubanos, claro”.

El domingo pasado, Daniel se levantó bien temprano para chequear en las páginas de El Nuevo Herald su billetico de la lotto. Por esas cosas de la vista -y de la vida a su edad-, “descubrió” que se había ganado el premio gordo. Su primera reacción, según me comentan los jodedores que siempre sobran, fue de silencio total. Luego chequeó nuevamente su billete contra los números publicados por el periódico, y confirmó entonces que sí, que se había ganado unos cuantos millones. Lo que no imaginó Daniel, mientras sus ojos lo traicionaban -o sus ganas de volverse millonario-, fue que de los seis numeritos que deben tenerse para ganar únicamente cinco eran buenos. Empezó entonces a gritarle a su mujer la noticia, en lo que tomaba el teléfono para llamar a su jefe y espetarle, entre otras cosas:

-¡Hijo de puta, me gané la lotería y no voy a cargarte una maleta más! ¡Te vas a meter el aeropuerto por culo y a besarme los zapatos cuando venga a coger un avión para la Rivera Francesa!

Cortó la comunicación bruscamente y abrazó a su esposa, en lo que de nuevo fue a coger el teléfono para anunciarles a sus hijos su recién estrenado estatus social. Ya con el auricular en la mano, su mujer lo detuvo: “Viejo, te faltó un numerito… Que no pellizcaste los millones por uno…”. Daniel, desconcertado, volvió a revisar su ticket. Su vieja llevaba razón. Así que no colgó el teléfono, sino que llamó a su jefe por segunda vez:

-Compadre, disculpa… por un número no eres nada de eso que te dije horita. Sólo me gané unos quilos con que pagar unas cuantas deudas pendientes. El lunes vuelvo a trabajar y dispénsame por insultarte injustamente. Que en el fondo eres un tipo encojonao… Sin rencor, viejo. El lunes te traigo una botellita de whisky y hablamos, ¿ok?

De la serie Crónicas del Aeropuerto

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