google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Los huesos de Federico García Lorca (I)

lunes, 16 de noviembre de 2009

Los huesos de Federico García Lorca (I)

por José Luis Sito

Ha comenzado en la zona de Alfacar (Granada) la excavación de la fosa común donde yace enterrado desde hace 73 años Federico García Lorca. Esta fosa no se abre para encontrar los restos del poeta, ya que la familia se ha opuesto a su exhumación, reclamando desde siempre que se respete el lugar y los restos mortales, sino para exhumar los cuerpos de otros fusilados y enterrados con Lorca. Pero, de hecho, algunos ansían encontrar los huesos del poeta en esa fosa para exhibirlos al público y a la memoria de los españoles. Será el trofeo de guerra de los izquierdistas y de los socialistas de España, el apogeo de la llamada ley de la memoria histórica promulgada bajo el socialismo de Zapatero.

Vicente Aleixandre, en su poema El enterrado, dedicado a Federico, nos ofrece este verso calmo: “bajo la tierra leve que amorosa descansa bajo tu pecho”. Era mucho descansar para los grupos y asociaciones que iniciaron un levantamiento contra el reposo de las víctimas de la guerra civil española. Para estos grupos y grupúsculos provenientes de corrientes izquierdistas más o menos extremistas, el reposo de Lorca y de las demás víctimas del franquismo era obsoleto comparado con los beneficios que podían sacar. El pasado, la Historia y su memoria, podían ser útiles políticamente.

Durante los 14 años del gobierno socialista de Felipe González nunca se mencionó esa memoria, ni tampoco en el programa electoral del PSOE para las elecciones del 2004 que ganó Zapatero. Fue a partir del 2000 cuando se empezó a exhumar cadáveres y a explotar la vena de las fosas comunes. Más exactamente, y no por casualidad, fue a partir de la llegada de la derecha al poder con la presidencia de Aznar, a mitad de los años 90, cuando comenzaron los apoyos y la amplificación a los grupos y asociaciones que pedían la exhumación de la memoria histórica. Era un tema que podía levantar pasiones y perjudicar al adversario político.

Hace unos años un manifiesto proclamaba que “la memoria histórica es un campo de batalla de la lucha de clases”, y algunos exigieron que se recalifique los crímenes franquistas de genocidio, sin ningún respeto por la gravedad de este vocablo. Si se pretende recuperar la memoria de aquellos que murieron por la democracia, en realidad se instala un revisionismo histórico a beneficio de la izquierda, cuando es sabido históricamente que muchos de ellos entonces soñaban con fundar una dictadura estalinista. Todavía lo sueñan.

La guerra civil española fue el primer enfrentamiento armado europeo entre dos ideologías idénticas en su fondo negro: comunismo contra fascismo. Dos extremos que combatieron a sangre y muerte, con una barbarie de espanto. Las falanges del general Franco contra las milicias “revolucionarias” del camarada Stalin. Los guardias civiles contra los comisarios del pueblo. Alguno tenía que ganar. Ganaron en España las criminales camisas brunas. Cabe preguntarse qué hubiera ocurrido si hubieran triunfado las criminales camisas rojas dirigidas por Moscú, si entonces España no hubiera vivido un régimen comparable al castrista. Quien fue derrotada fue la democracia, y gracias a los dos bandos extremistas.

Los herederos izquierdistas de aquellos tiempos e ideologías pretenden hoy ganar en las fosas comunes, y con los huesos de los enterrados, la guerra que perdieron entonces. Un poeta hace oficio de valedor, de padrino.

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