google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Los huesos de Federico García Lorca (II y final)

lunes, 16 de noviembre de 2009

Los huesos de Federico García Lorca (II y final)

por José Luis Sito

La justicia, la verdad y la reparación a las víctimas del franquismo es la disculpa para negar la culpa compartida, para comenzar un revisionismo de la Historia y emprender un revanchismo político. En 2007 se aprobaba la Ley de la Memoria Histórica. La crispación en la política española se debe en parte a esta ley partisana y disgregadora. Con ella se ha contribuido de forma marcada a exacerbar las pasiones, enfrentar los partidos políticos y sembrar confusiones y cizañas entre los españoles. Es lo que buscaban los socios extremistas del PSOE retrógrado de Zapatero, que siempre se han alimentado de la violencia y la intimidación.

Las diferentes medidas adoptadas por todos los partidos democráticos después de la dictadura franquista, durante la transición, para poner el contador a cero y pensar en el futuro, son ahora consideradas por esos grupos izquierdistas como un fortalecimiento del franquismo, como una perpetuación «democratizada» del franquismo en la forma de una monarquía ideada por Franco. Estamos ante un negacionismo de espanto.

Para estos exhumadores de huesos, España pareciera una vasta fosa común. Lo que atacan ante todo, con esta ley de la memoria, es la transición y la Constitución española, aquel momento en que por fin los españoles encontraban un modo de vivir pluralista y democrático, unidos por un consenso racional y racionalizado.

Se está instrumentalizando la memoria, el imaginario colectivo, lo simbólico para el beneficio de unos izquierdistas revanchistas movidos por el espíritu de venganza. Es de una peligrosidad extrema hinchar las pasiones y levantar emotivamente a los individuos con cuestiones simbólicas delicadas.

Cuando dentro de unas semanas aparezcan los huesos de Federico García Lorca, los socialistas de todos los bandos los exhibirán como prueba del fascismo del pasado, que no tardarán en mezclar con el cacareado fascismo de sus adversarios del presente. Estas manipulaciones son el símbolo de toda una época. Una época de regresiones, de retracciones, de retornos reaccionarios, de miseria intelectual y política.

La vida pública se ha reducido a esta macabra manipulación y vergonzosa exhibición de huesos, que en este caso son los de un poeta considerable, un símbolo vivo, una voz encendida. “Hubo necesidad de llamar a los perros para que callase”.

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