Entre las 178 actividades recientemente aprobadas por el castrismo para el ejercicio del trabajo por cuenta propia en Cuba, llama la atención una que por su etimología y resonancias resulta, cuando menos, curiosa: El dandi.
El periódico del Partido Comunista, Granma, maneja el término en el inglés original, “Dandy”, en su relación de oficios tolerados. Así, el nuevo empleo por cuenta propia aparece enlistado allí en la categoría de “figuras costumbristas”, junto a la habanera, la cartomántica, el artista de danza folclórica, el grupo musical "Los Mambises", el caricaturista, la vendedora de flores artificiales, el pintor callejero, la peluquera peinadora de trenzas, el pelador de frutas naturales, el dúo de danzas "Amor", la pareja de baile "Benny Moré", la exhibición de perros amaestrados, el dúo musical "Los amigos", los figurantes y el peluquero tradicional.
Uno podría imaginar que el trabajo de Dandy en Cuba, en tanto figura costumbrista, consiste en figurar para la galería con un atuendo decimonónico, y cobrar por ello. Foto de turistas. Postal de visitación. Aunque después aparece la figura del “figurante” en la lista, valga una vez más la redundancia, y entonces resulta redundante lo de la figuración. Y está eso de “habanera”. ¿Qué cosa es una habanera? O mejor dicho: ¿Cómo se gana alguien la vida como habanera? También figurando supongo (siempre siguiendo el hilo de la categoría figurativa). Una habanera es una habanera es una habanera hasta tanto se pruebe lo contrario. “Si la cosa marcha bien, hay poco que temer, ¿no se consigue una habanera a diario?”.
¿Dúo de danzas "Amor"? ¿Pareja de baile "Benny Moré"? ¿Grupo musical "Los Mambises"? ¿Es que no se va a poder bailar ni tocar por cuenta propia sin un “apellido” artificial? Pero el caso del “dandy” es sin duda el más llamativo y/o enigmático.
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, dandi es aquel “hombre que se distingue por su extremada elegancia y buen tono”, y la enciclopedia popular Wikipedia va más allá al señalar que se trata de “un hombre que se considera elegante y refinado, y cuya actitud ante la vida se caracteriza por la falta de deseo, la desgana, el aburrimiento y el desprecio por los gustos del vulgo”. Vulgo, aburrimiento, elegancia, buen tono… arroz con mango a la inglesa. ¿Se referirá Granma, al enlistar al “dandy” como cuentapropista, al clásico figurín o postalita? ¿Acaso se trata de una velada alusión al viejo oficio de proxeneta? ¿O volviendo a nuestra teoría inicial simplemente sería alguien dispuesto a disfrazarse y dejarse encuadrar como estampa turística?
Lo cierto es que seguramente a algunos le sonará atractivo, si no lucrativo, lo del dandismo. Sobre todo en la asfixiante Cuba de la jinetera y el policía.
Uno podría imaginar que el trabajo de Dandy en Cuba, en tanto figura costumbrista, consiste en figurar para la galería con un atuendo decimonónico, y cobrar por ello. Foto de turistas. Postal de visitación. Aunque después aparece la figura del “figurante” en la lista, valga una vez más la redundancia, y entonces resulta redundante lo de la figuración. Y está eso de “habanera”. ¿Qué cosa es una habanera? O mejor dicho: ¿Cómo se gana alguien la vida como habanera? También figurando supongo (siempre siguiendo el hilo de la categoría figurativa). Una habanera es una habanera es una habanera hasta tanto se pruebe lo contrario. “Si la cosa marcha bien, hay poco que temer, ¿no se consigue una habanera a diario?”.
¿Dúo de danzas "Amor"? ¿Pareja de baile "Benny Moré"? ¿Grupo musical "Los Mambises"? ¿Es que no se va a poder bailar ni tocar por cuenta propia sin un “apellido” artificial? Pero el caso del “dandy” es sin duda el más llamativo y/o enigmático.
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, dandi es aquel “hombre que se distingue por su extremada elegancia y buen tono”, y la enciclopedia popular Wikipedia va más allá al señalar que se trata de “un hombre que se considera elegante y refinado, y cuya actitud ante la vida se caracteriza por la falta de deseo, la desgana, el aburrimiento y el desprecio por los gustos del vulgo”. Vulgo, aburrimiento, elegancia, buen tono… arroz con mango a la inglesa. ¿Se referirá Granma, al enlistar al “dandy” como cuentapropista, al clásico figurín o postalita? ¿Acaso se trata de una velada alusión al viejo oficio de proxeneta? ¿O volviendo a nuestra teoría inicial simplemente sería alguien dispuesto a disfrazarse y dejarse encuadrar como estampa turística?
Lo cierto es que seguramente a algunos le sonará atractivo, si no lucrativo, lo del dandismo. Sobre todo en la asfixiante Cuba de la jinetera y el policía.