google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Poemas para la princesa: La presentación

viernes, 22 de octubre de 2010

Poemas para la princesa: La presentación

Fragmento de la presentación de Poemas para la princesa, poemario de Armando Álvarez Bravo lanzado este 22 de octubre en la Casa Bacardí de la Universidad de Miami. Por Armando de Armas

Poemas para la princesa quizá no se preste para abundar en la andadura, pensamiento conservador, del poeta Armando Álvarez Bravo. Pero sólo en apariencia, pues si algo hay que empezar por preservar, conservar, en los tiempos que corren, quizá en todos los tiempos, eso es la familia, tan atacada, impunemente atacada diríamos, por la comparsa bullanguera de la corrección política, de esos que hablan, digamos, a favor de la unidad, bienestar y desarrollo de la familia latinoamericana, y nada a favor de la unidad, bienestar y desarrollo de la familia en concreto, patria menor y esencial, compuesta por un padre, una madre y su prole.

Luego, en el orden natural de las cosas, está que un poeta, un pensador de índole incorrecta, conservadora, haga poemas a la familia, a los integrantes de su familia. Algunos han criticado a nuestro bardo por este libro, Poemas para la princesa, dedicado a su nieta Ana María, y por uno anterior, La belleza del físico mundo, dedicado a su nieto Joseph Armando. Según los críticos, severos ellos, serían textos ñoños que no estarían a la altura (como si la altura del poeta no estuviese también, y sobre todo, a ras de mundo) de obras como Órbita de Lezama Lima, El azoro, Juicio de residencia y Cuaderno de campo, de títulos y nombramientos tan rotundos como el de miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española y la Academia Norteamericana de la Lengua Española, miembro vitalicio de la American Translators Association y ex presidente del Pen Club de Escritores Cubanos en el Exilio. Olvidan que para un poeta no hay temas de altura, de mayor o menor altura. Que el poeta, si lo es, torna en altura lo que toca, lo que trabaja. El poeta es la altura, no los temas que trata.

Por supuesto, no es fácil hacer poesía dedicada a una madre, a los padres y, menos aún, a los nietos. Pero los poetas, los hombres, están para los riesgos, para correrlos, y si por algo merece la pena correr riesgos, quizá lo único que lo merezca, sería por la familia y, sobre todo, por los más pequeños de la familia. Están los riesgos y el ver cómo salimos de esos riesgos, y creo que Álvarez Bravo sale airoso. Lo logra, porque muchos de los poemas de este libro no son poemas para nietos, son Poemas, algunos de ellos dotados de una gran profundidad.




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