google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Cuba, la monarquía cincuentenaria

domingo, 7 de noviembre de 2010

Cuba, la monarquía cincuentenaria

por Roberto Álvarez Quiñones

La monarquía castrista fue proclamada hace más de medio siglo, el 13 de febrero de 1959, cuando Castro I nombró a Castro II jefe de la Comandancia General de las FAR (segundo jefe militar del país luego de Fidel), pasándole por encima al comandante Camilo Cienfuegos.

A Camilo le correspondía el cargo porque era Jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde, el militar de mayor rango luego de Fidel, y porque era el héroe más destacado en la guerra contra la tiranía batistiana. Raúl, en cambio, apenas combatió y se dedicó a cobrar impuestos y organizar a los campesinos en la Sierra Cristal. Aquello fue la destitución de Cienfuegos –meses después “desapareció” misteriosamente--, disimulada para evitar la reacción que habría tenido en la población una destitución formal del legendario guerrillero, de quien Fidel no soportaba ya su arrolladora popularidad y su reticencia al comunismo.

Luego le pasaron por encima al Che Guevara. Al crearse las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) en 1962, luego al surgir el Partido Unido de la Revolución Socialista (PURSC) en 1963, y después el Partido Comunista en 1965, Fidel impuso en las tres ocasiones a Raúl como Segundo Secretario del Partido, pese a que el Che era mucho más capaz y estaba mejor preparado que Raúl para ese cargo.

Al aprobarse la Constitución socialista Castro inventó para su hermano el cargo de “Primer” Vicepresidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros. No había antecedente ni en la Unión Soviética ni en ningún otro país comunista, ni siquiera en Corea del Norte, de la existencia de un “primer sustituto” constitucional. Y en febrero de 2008 se aplicó el plan dinástico, y por eso hay ahora una dictadura a cuatro manos.

Si hace algunos meses parecía que Fidel había sido relegado y había quedado para escribir tonterías en sus “reflexiones”, con su regreso a la palestra pública el Fuhrer ha querido dejar muy claro que él sigue ahí, sin el monopolio absoluto del gobierno que tuvo antes pero con el poder de veto que tiene como máxima autoridad constitucional de la isla.

Raúl, el sumiso “perrito faldero” de Fidel desde que eran niños, se encarga de administrar, oficio que aprendió en la tienda-almacén de su padre en Birán, tras ser expulsado del Colegio Belén por su ineptitud como estudiante.

En fin, que Cuba, donde escasean desde los alimentos hasta el papel higiénico, se puede dar el lujo de regalar un tirano y todavía le queda otro.

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