google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Erótica sumergida en el ocaso (III y final)

lunes, 15 de noviembre de 2010

Erótica sumergida en el ocaso (III y final)

por Ángel Velázquez Callejas

Quiero referirme a la otra Erótica, la que Añel, me parece, ha estado ocultando a sabiendas. Erótica textual pierde su significado si ha de crearse como un modelo en el futuro. Es un ropaje. Erótica no puede ser únicamente el esfuerzo del trabajo intelectual. Necesita algo más: la compresión erotizante. Necesita una experiencia no de la memoria, sino del ser. Y esa es la que incluso su autor no ha realizado del todo todavía.

Erótica tiene que bajar a los cimientos mismos del ser porque esa es su dignidad, esa es la realidad de la que pregunta Del Monte a Idamanda. Erótica debe dejar de moverse en el tiempo. Necesita realización individual y no colectiva porque esta es la forma en que el ego se desliza como ardid. Crea una tendencia intelectual; tiende a filosofar, a inquirir, a discutir con otras tendencias contrarias y la mente que sueña e imagina, base de toda proyección ideológica, filosófica, política y cultural, sigue igual, sin ninguna transformación verdadera. En este sentido la Erótica textual, la de El Hecho manifestado en texto, símbolos y metáforas, se impone como “realidad colectiva”.

Hay que estar seguro si Erótica existe, si es aún solo un sueño o la realidad. Erótica es una comprensión no solamente del desnudo banal, sino del estado psicológico del hombre en sí mismo; una especie de reconocerse erótico por naturaleza: una frustración encarnada en el cuerpo que no quiere aceptar la desnudez. La belleza del hombre, de su individualidad, radica en ese sentido de estar Erótica presente. Dado que lo erótico ha sido uno de los misterios humanos mejor ocultados por los discursos filosóficos, teológicos e ideológicos (Cabrera Infante en Cuba es su mejor prueba), ha dado pie a que la lógica intelectual lo halle en el futuro, lo imagine como posibilidad.

Erótica nunca podrá llegar a convertirse en un modelo, en un sistema de pensamiento, porque erraría su condición natural. Como Hecho puede que lo sea, pero más temprano que tarde lo informe de Erótica se impondrá. Es un esfuerzo inútil concebir Erótica como tiempo asumido, asimilado. En la democratización del ego augurado por Idamanda queda probado. El ego constituye la política del Cerdo. A no ser que haya un empuje consciente, consistente y de verdad, Erótica nunca se manifestará como realidad. Idamanda nunca llegará. La manifestación es muy contraria a lo que se pueda modelar e incluso ensayar. ¿Cómo surgió y de qué fuente se nutrió el nacionalismo? En Cumberland, los que se redujeron al principio fueron los artífices de negar Erótica; ocultaron su realidad. Los cumberlanos construyeron con El Hecho la política de la desigualdad. Dividieron en partes a Erótica (El Lenguaje del Tercer Éxodo: Thamacun, El Reducto, La Playa, Playa Hedónica, Erótica y Cumberland).

Desde luego, ello ha sido la tragedia y el drama de Erótica. Hay un precedente esotérico. A fuerza de mentiras Hitler convenció al pueblo alemán de su ultranacionalismo y un filósofo de la talla de Heidegger creyó en esa estratagema. Pueden medirse las consecuencias. ¿Qué le pasó a Heidegger que cayó en la trampa del ultranacionalismo alemán y por qué lo apoyó? No reconocer su erotismo natural, su existencia erótica, lo cegó; filosofó extensamente sobre ello pero de nada le sirvió para detectar cómo una mentira se convertía en verdad.

Para mí, la Erótica que se oculta detrás de la Erótica textual y ficcional, la Erótica invisible, tiene una función domesticadora por naturaleza: da visión para saber cuándo se es un sueño, una mentira, y cuándo se es realidad. La Erótica textual, la que he visto moverse por los medios de difusión de la red, no es la de verdad. Idamanda profesa aquello que está más allá del mundo conceptual y simbólico. Por eso es fascinante comprender Los Tres Factores: mi circunstancia, la capacidad de ver esa circunstancia y la iniciativa de cómo enfrentarla.

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