Algunas variaciones críticas sobre una frase aparecida en la novela Erótica, de este servidor, y en general sobre el libro como conjunto, han oxigenado el debate sobre la utilidad del ser hedónico en oposición a lo colectivo, o al margen de ello. En lo que se refiere a la novela concretamente, tal vez valga la pena aclarar, sin embargo, que el concepto de utilidad, o de productividad, que se maneja en ella no apunta a un sistema o a la colectividad propiamente dichos, sino a la realidad interior del individuo per se, a su crecimiento espiritual.
A mi modo de ver Erótica constituye, entre otras cosas, una metáfora de la realización personal, de la felicidad, que es la erótica de ser, la recreación existencial. Por eso su hedonismo es práctico, su diversión productiva. Productiva, útil, en tanto nos genera felicidad, crecimiento interior. Soy productivo, soy útil, porque genero bienestar para mí y para los míos. ¿No se produce acaso para satisfacer necesidades? Aquí, como se afirma en un capítulo del libro --contra el sentido trágico de la vida asentado en nuestra cultura--, cabe aquello de que “la única forma de ser plenamente productivo es ser plenamente feliz”.
En lugar de ver el vaso medio vacío, de re-dramatizar la realidad externa, lo cual resulta cuando menos redundante, se trata de subordinar esa realidad a la aspiración individual, de llenar el vaso. Playa Hedónica se propone así como una realidad imaginada, imperfecta, en evolución, que puede ser habitada, recreada, vivida efectivamente, relativizando la realidad externa concreta que oprime al individuo. Entonces, la utilidad del ser estaría dada en la novela, sobre todo, como crecimiento interior, como desdramatización, como desmitificación. Y solo así, a partir de ahí, en tanto extensión, en tanto espíritu –no en tanto sistema--, esa utilidad, esa productividad, incluso esa felicidad, pueden trasladarse, o no, a los demás. Ya eso dependería de cada quien.
A mi modo de ver Erótica constituye, entre otras cosas, una metáfora de la realización personal, de la felicidad, que es la erótica de ser, la recreación existencial. Por eso su hedonismo es práctico, su diversión productiva. Productiva, útil, en tanto nos genera felicidad, crecimiento interior. Soy productivo, soy útil, porque genero bienestar para mí y para los míos. ¿No se produce acaso para satisfacer necesidades? Aquí, como se afirma en un capítulo del libro --contra el sentido trágico de la vida asentado en nuestra cultura--, cabe aquello de que “la única forma de ser plenamente productivo es ser plenamente feliz”.
En lugar de ver el vaso medio vacío, de re-dramatizar la realidad externa, lo cual resulta cuando menos redundante, se trata de subordinar esa realidad a la aspiración individual, de llenar el vaso. Playa Hedónica se propone así como una realidad imaginada, imperfecta, en evolución, que puede ser habitada, recreada, vivida efectivamente, relativizando la realidad externa concreta que oprime al individuo. Entonces, la utilidad del ser estaría dada en la novela, sobre todo, como crecimiento interior, como desdramatización, como desmitificación. Y solo así, a partir de ahí, en tanto extensión, en tanto espíritu –no en tanto sistema--, esa utilidad, esa productividad, incluso esa felicidad, pueden trasladarse, o no, a los demás. Ya eso dependería de cada quien.
La novela Erótica, de Armando Añel, se presenta este viernes 19 de noviembre, a las 7:30 p.m., en Café Demetrio (300 Alhambra Circle, Coral Gables, Miami).