por Armando Añel
Las campañas castristas -o procastristas, que para el caso es lo mismo- contra Carlos Alberto Montaner engrosan la munición des-informativa con que el régimen de La Habana y sus amanuenses ametrallan, desde hace medio siglo, a la opinión pública internacional. Fruto de esta obsesión oficialista es la última andanada, circense como ya es habitual, de la licenciada Rosa Cristina Báez Valdés.
A Báez Valdés se le ha ocurrido una idea de campeonato: recoger firmas contra “la doble moral mediática”. ¿Cuál es esa? Supuestamente aquella que permite que las columnas de Montaner circulen en los medios de prensa latinoamericanos. Básicamente, en este caso particular, la licenciada no pudo resistir la lectura de un artículo publicado por El Heraldo de Colombia. Así que ha llamado a impedir que “un terrorista que no ha cumplido su condena” (a estos defensores del castrismo no se les ocurre ni que están vivos) continúe publicando. “Fuera Montaner de la prensa y los medios de nuestro continente”, dispara. Tanta pólvora, sin embargo, no disuelve el “aroma” con que estos menores contagian, en su incontinencia, a quienes se meten con ellos en la cama.
“La campaña finaliza el Día del Periodista, 4 de agosto de 2009, en donde una Comisión de Periodistas hará entrega a Bell Lemus, director de El Heraldo, República de Colombia, de todas las adhesiones recogidas”, reza el panfleto que distribuye una llamada “Red Informativa Virtin”. Una campaña, por cierto, dirigida a amordazar la libertad de expresión. Orientada a impedir que un periodista publique. Empeñada en negarle la palabra a un escritor. Son estas las lecciones aprendidas en cincuenta años de totalitarismo.
El castrismo, ya se sabe, no puede ganar la Batalla de Ideas. Sólo puede, a mucho tirar, demorarla. Y, para eso, únicamente en su territorio sin fronteras, en la Isla abandonada a la corriente del golfo. Amordazar a todo un continente es harina de otro costal.