google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Juanes y las buenas intenciones

viernes, 21 de agosto de 2009

Juanes y las buenas intenciones

por Armando Añel

No nos engañemos más. No se trata de que Fidel Castro sea un genio político, ni de que la Seguridad del Estado castrista tenga infiltrados en Miami que inducen a romper discos y quemar camisas, aunque de hecho los haya. Se trata de nosotros mismos, de nuestra propia incapacidad como cubanos para lidiar, o interactuar, con nosotros mismos y, en general, con los demás. Se trata de nuestro canibalismo. De nuestra prepotencia. De nuestro esnobismo. De nuestro miopía. De aquellos déficits culturales, idiosincráticos, que nos impiden sacarle lasca a la libertad.

El concierto de Juanes en La Habana debe servir, en todo caso, como bumerán contra la dictadura. La decisión ya ha sido tomada entre las dos partes verdaderamente en juego: quien manda en plaza (el castrismo) y quien va a cantar en la plaza (Juanes). El exilio y los disidentes no podemos revertir la decisión de marras -no tenemos vela en ese entierro-, pero sí utilizarla a favor de la causa de la libertad de una manera inteligente, creativa. Sumando, no restando. Construyendo, no destruyendo. Construyendo, por ejemplo, una alternativa a las voces de Silvio Rodríguez, Amaury Pérez o el propio Juanes. Pujando mediáticamente para que músicos como Willy Chirino, Gorki Águila o Mike Porcell, por poner unos pocos ejemplos, participen, con entera libertad, en el concierto del próximo 20 de septiembre.

¿Que el régimen castrista no lo permitirá? ¿Que Juanes se hará el desentendido? ¿Y qué? Lo importante es que construyamos nosotros y, si eso es lo que deciden, destruyan ellos. No basta con tener buenas intenciones, dice el refrán. Hay que parecerlo.

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