por Enn Diagonal
Tal vez sea demasiado pronto para tratar en profundidad el tema. Pero el reto de liberar a Estados Unidos de la dependencia del petróleo en los próximos años, se presenta formidable, y es precisamente el camino que el cuadragésimo cuarto presidente de la primera potencia mundial debería recorrer.
Imaginar un mundo en el que gobiernos como el de Hugo Chávez, o regiones como el Medio Oriente, enfrenten la irrealidad de que su principal comprador de petróleo, Estados Unidos, ya no necesita de esa clase de energía, es imaginar un mundo en el que muchos regímenes totalitarios y/o oscurantistas verán su capacidad financiera considerablemente mermada, y con ello su capacidad para influir en el futuro.
Por lo pronto, Obama se ha mostrado explícito: "Sé que a las compañías de petróleo y gas no les gustará que pongamos fin a casi 30.000 millones de dólares en recortes impositivos, pero es así como ayudaremos a financiar una economía con energía renovable".
Según el presidente, “se han acabado los tiempos en los que Washington arrastraba los pies”. Habrá que ver cómo rueda a partir de ahora.