El raulismo, aquella suerte de esperanza blanca de los politólogos cubanos más entusiastas, muestra cada vez más su verdadera naturaleza. Habrá apertura con Raúl, sin duda, pero en la dirección menos deseada por los teóricos de la transición. El régimen pretende extender todavía más los tentáculos de la represión y el control social, y para ello se aprestar a reforzar la presencia de la policía en las calles cubanas.
Según el diario digital América Económica, “el Gobierno cubano ha comenzado a impulsar un ambicioso plan para aumentar la formación y el número de policías en la capital, en un intento por controlar los cada vez más habituales delitos de robos y, sobre todo, la especulación de mercancías en el mercado negro”. Por supuesto, en última instancia no es a los robos y la especulación a lo único que pretenden poner coto estas medidas.
“La captación de jóvenes y mujeres para ingresar en las filas de la PNR se ha convertido en una prioridad para las organizaciones políticas, entre ellas los llamados Comités de Defensa de la Revolución (CDR). Incluso los medios estatales están brindando su apoyo a la propuesta con campañas publicitarias en radio y televisión”, apunta el periódico, y concluye:
“Todo el plan estará bajo la supervisión directa del ministro del Interior y General de Cuerpo de Ejército Abelardo Colomé Ibarra y del general Rodríguez Pascual Braz, jefe de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR). Según las cifras oficiales del Ministerio Interior de Cuba, más de 1.000 agentes que se graduaron en enero de la PNR fueron asignados para trabajar en la capital cubana, donde se producen más del 70% de los delitos denunciados en todo el país”.