"El año 1980 fue definitorio para todos los que de una forma u otra disentíamos del proceso. A mí se me acusó de ser el cerebro de una especie de conspiración en la que se pretendía sacar a varios artistas de Cuba, y por eso, lógicamente, fui citado a Villa Marista. Después de semejante acusación, opté por el exilio, y acerté. No sé a quién se le ocurrió aquella descabellada idea, pero quien haya sido, cambió el rumbo de mi vida".
Marcos Miranda entrevisto por Denis Fortún