por McManusMi amabilidad me ha empujado a visitar a un viejo amigo del cual no sabía desde hace 7 meses; ha salido de su anodina carpeta informática “voluntariamente”. Se llama Pepito Inocente. De él se puede decir que no sufre prácticamente nada y está encerrado en una imagen de formato jpg, aparte de tener una personalidad perfectamente imaginable y modelada por cualquier creativo que se precie.
¡Pepito! ¡Inocente! ¿No se puede, acaso, aunar ambos términos en una sola exclamación? ¡Pepito Inocente!
Su piel negra en fondo blanco, a pesar de todo, me resulta útil para dar ese toque exótico a la causa con la que mi más ardiente alma de principios de abril simpatizará profundamente, además de ser de invención mía, la causa del blog ario. O bitácora aria en pos del patriotismo lingüístico. ¿De qué va esa causa? De una causa más de las miles que apoya mi bitácora; aunque sean pocas las que muestro públicamente; una lucha que quedará almacenada en mi corta memoria como un eructo en vano.
Así, pues, comprendo a mi bitácora como una perfecta plataforma para lanzar esta causa dada su perfecta blancura en cuanto al color principal de la página, combinada con el texto negro, necesario para poder ser legible por todo el mundo.
¿Motivaciones de dicha causa? Son simples: el encuentro con todo blog que no sea blanco será en vano. Giraré la cabeza y no miraré; sus radicales colores amenazan nuestros límpidos pensamientos. Asimismo, quiero comprobar el frío metal que desprende un arma típica para la lucha por una causa cualquiera. No mimaré ese gatillo que me tienta.
Y, para terminar, soltaré tres exclamaciones inconexas: ¡Neuronas mías! ¡Quieren bitácoras blanquecinas! ¡Feliz abril!
PD: Se ruega dar dos botes de alegría rabiosa. En orden y con una separación de tiempo perfecta: seis segundos entre el primer y el segundo salto. Otro día sacado de la manga se celebra por tener esto algo de relación con la causa aria, el del mártir electrónico blanco; del cual no tengo ni zorra.
