por las Gemelas de Oro
¡Cómo le dan vueltas a esto del Padre Alberto!, protesta mi hermana. ¡Si el Padre lo que quiere es billete!
Comprendo al instante que lo que dice Dunia es pecado, puro sacrilegio. Casi se me sale el grito de la boca:
¡El Padre no, los dos!
Dunia se queda pensativa. Es verdad, reflexiona, cuando el Padre vaya por la quinta o sexta entrevista concedida (tal vez la décima, la inocencia del gran público es a menudo subestimada), cayendo ya sobre los canales locales, Ruhama tomará la batuta. Digamos que dos entrevistas más, por decir algo, de Ruhama. Todavía el tonto de Bayly se pregunta por qué Alberto no sale con Ruhama en las entrevistas. ¡Si el billete está en la cadencia!
La cadencia de las entrevistas. Y después vendrá el libro. O los libros. Tantos como produzca la ley de la oferta y la demanda.
¿No habrá estado todo cuadrado desde el principio?, me pregunta Dunia.
¡Suave hermanita, suave!