google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Nostalgias (I)

lunes, 25 de mayo de 2009

Nostalgias (I)

por Armando de Armas

Nostalgia: ¡Ay, ayayayyyy, Dios mío, qué nostalgia! Siento nostalgia de los muñequitos soviéticos -no de los rusos, no, ¡qué mal gusto!, de los soviéticos-, en las noches tengo eyaculaciones, premoniciones con esos muñequitos de palo, con esos engendros ortopédicos con los que mi madrasta despiadada a mí me castigaba, cuando mal yo me portaba, ¡ay, como sufría, ay, como gozaba!

Nostalgia: ¡Ay, ayayayyyy, Dios mío, qué nostalgia! Siento nostalgia de la pañoleta al cuello como una espoleta, como una escopeta, nostalgia de las chancletas y de los kikos plásticos, de su olor nauseabundo y de su hongo revolucionario, de la cara de tranca de mi maestra miliciana, un dos tres cuatro, comiendo mierda y rompiendo zapatos, ¡ay, Dios mío, cómo la extraño!, y me pregunto, disciplinadamente, cómo ahora yo me las amaño.

Nostalgia: ¡Ay, ayayayyyy, Dios mío, qué nostalgia! Siento nostalgia de mi adorado tormento, ese argentino, asmático y asesino, de no haber sabido ser como el lemita ordenaba, atosigaba: ¡Pioneros por el comunismo, seremos como el Che! ¡Qué lástima que muerto estés! ¡Ay, Félix Rodríguez, qué hiciste, abusador, qué hiciste, abusador, qué malo tú eres, ay, qué malo eres! Nostalgia de los hermanos latinoamericanos siempre tan solidarios con el socialismo de los cubanos.

Nostalgia: ¡Ay, ayayayyyy, Dios mío, qué nostalgia! Siento nostalgia de los interminables discursos de Cara de Coco con su voz rajada, cuasi afeminada, invadiendo, inundando la isla con su diarrea de palabras, dándonos siempre tan buenas noticias, mejores nalgadas: quitándonos una libra de arroz, de azúcar o de aceite, ordenando una invasión a Angola o Etiopía, o sabe Dios, a matar negros burgueses y contrarrevolucionarios. Cómo añoro las marchas y las contramarchas con las banderitas de papel y el culo pelado, y los dibujitos, tan monos, del perverso Tío Sam ridiculizado, los altavoces llamando al fiero combate. Las escuelas al campo, las movilizaciones al agro y las movilizaciones combativas donde se iba, más que nada, a pegar sus buenos tarros, y aquello, por Dios, del que no salte es Yanki, el que no salte es gusano, cómo no extrañar toda aquella bobería.

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