por Carlos Scholkow
El viejo Hemingway apoyó económicamente al castrismo mientras vivió en Cuba, tras el ascenso al poder de Fidel Castro en 1959.
¿Es todo lo que hay que saber para no leer una letra más de este suicida beodo adorador de toreros y azote de animales salvajes?
¿Qué diría de él la nieta del Che Guevara?
La noticia, si es que es noticia, la trae la agencia ANSA. El dinero –no se conocen las cantidades exactas- se lo entregaba el autor de Los Asesinos, con cierta frecuencia, al tesorero del Partido Comunista Cubano que lo visitaba en la Finca Vigía, Ramón Nicolau.
¿Se habrá quitado la vida Hemingway tras salir de Cuba de puro remordimiento? ¿Habrá sido la conciencia de haber servido, con dinero contante y sonante, a un régimen oprobioso, lo que lo deprimió al punto de atentar contra sí mismo?
Tal vez esto, más la acumulación de mojitos, pero no creo. Más bien Hemingway y Castro se parecían mucho, como puede apreciarse en la foto. Ambos no podían vivir sin el reconocimiento ajeno, sin trofeos, admiradores y fotógrafos mariposeando a su alrededor.
Habrá sido amor a primera vista. Barba blanca sobre barba negra.
Qué desperdicio.