por Alvaro Alba
La política de “protección de la historia” tiene ahora en Rusia un respaldo legal, pues en la Duma se debate un proyecto de ley con idénticas características. Según la reglamentación de las sanciones a los que falsifiquen la historia, éstas van desde 100 mil a 500 mil rublos y de 3 a 5 años de cárcel, lo que se considere como “propaganda para revisar los resultados de la Segunda Guerra Mundial”. Ya hay dos temas que dicen tienen que revisar con lupa: la exaltación de los miembros ucranianos de las divisiones SS “Galichina” y el rol del General Andrei A. Vlasov y su Ejército de Liberación Ruso(ROA) en la lucha junto a los alemanes contra los soviéticos. A Moscú le molesta profundamente que Letonia, Estonia, Lituania y Ucrania consideren al ejército soviético como de ocupación, y el final de la contienda bélica como el inicio de un nuevo período de ocupación, sólo que en vez de alemana, soviética.
El Kremlin no entiende que la historia es ciencia, no ideología, propaganda o política. Que existe debate histórico, que se presentan pruebas, los hechos se comprueban, refutan e interpretan. Otros historiadores ven desde otra perspectiva el mismo ángulo y aportan más datos. Nunca he pensado que España se insulte con las naciones de América Latina porque éstas celebren con alegría y en fiesta nacional los diferentes días de la independencia. Desde Argentina hasta México, incluidas algunas islas de las Antillas (excepto Cuba), el día de la independencia es conmemoración nacional, festividad y regocijo.
Tampoco he visto que Estados Unidos llame a su embajador en Tokio a consultas o expulse al nipón porque en esa nación asiática recuerden con dolor las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki. Ni Londres ni Washington protestaron cuando las autoridades alemanas decidieron, en el 2005, estudiar a cabalidad los desastres a la ciudad germana de Dresde, tras los bombardeos realizados por la aviación aliada, en febrero de 1945. A los argentinos no se les ocurre retirar a su embajador de Londres por los desfiles en la capital británica conmemorando la victoria en la guerra de las islas Falklands o Malvinas.
La historia de la Segunda Guerra Mundial sigue siendo un tema interesante de estudio, de investigación. Temas sobran: la invasión soviética a Finlandia, la preparación de Moscú para el conflicto, el pacto Ribbentrop-Molotov, la ocupación inicial de las tres naciones bálticas, las represalias estalinistas en el ejército soviético antes de la contienda bélica, etcétera. Los archivos militares rusos permanecen cerrados, y aquellos espacios de la década de los noventa en el siglo pasado ya son historia.