google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Isla corporal

lunes, 15 de junio de 2009

Isla corporal

por José Luis Sito

Stendhal, un viajero escritor, en sus Recuerdos anota lo siguiente: “Cuando llego a una ciudad, siempre pregunto:

1° Quiénes son las doce mujeres más hermosas.
2° Quiénes son los hombres más ricos.
3° Quién es el hombre que puede hacerme ahorcar”.

Quizás sea este programa, mezcla de prudencia y de placer, lo que abarca con precisión todo el siglo XIX. Pero es curiosa la facilidad con que podemos aplicarlo a la Cuba de hoy.

Negras, mulatas o blancas, la belleza de las cubanas. Cuerpos. La isla de los cuerpos. Una isla es algo sólido, anclado en el fondo del mar. Un cuerpo flotante. Miembros esparcidos, cayos, islas desmembradas. Una isla no es un todo, es el falo de Osiris sembrado a todos los vientos: la mejor porción del cuerpo: el sexo. Toda una política del sexo aparece en una isla, ver Gauguin y las tahitianas, ver Watteau y el embarque para la isla de Citera. Entrar en una isla es una acción subversiva erótica.

No es suficiente, ni colma todos los deseos. El aislamiento. La separación es el lujo último y supremo. Esta agua que nos rodea es el deseo insatisfecho y, por lo tanto, la mayor potencia de goce. Deseando marchar sobre las aguas y, antítesis, placer de mirar ese horizonte lejano donde se agita inútilmente el vasto mundo. El verdadero placer es el de la espera. Lo que nunca llena, separándonos y retardando del resultado vulgar y que divulga.

Entrar en una isla es ponerse por encima de las leyes. Un lugar de máxima libertad, es decir, territorio originario y virgen. La evasión sólo la desean los prisioneros de sus aguas, las olas no son agua en movimiento: son respuestas de lo desconocido. Cuando llegan a nuestros pies, de Robinson Crusoe, rozan con cuerpos a flote y transmiten mensajes de ultratumba o ultravida.

Una isla es un cuerpo abandonado.

Una isla es un lugar de cuentos, de aventuras, de ficciones, de mitos, de dioses, Atlántidas y Delos, lugar de nacimiento de Apolo. Una revolución era el lugar idóneo e idílico de su incorporación. Cuerpos, siempre cuerpos y encarnaciones.

Las mujeres más hermosas, los hombres más ricos, los hombres que pueden hacerte ahorcar. Stendhal nunca conoció Cuba, rojo y negro, Cuba, curva de suspiro encarnado y barro negro.

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