por Richard del Monte Jr.Nos olemos que se ha instalado la desilusión en la blogosfera cubiche. La vieja teoría de que la cultura cubana en su estadio actual es incapaz de ajustarse a las demandas de convivencia que implica una democracia moderna –teoría sobre la que Añel, yo mismo y otros colaboradores de este blog tanto hemos chapoteado-, está otra vez sobre la mesa.
Recuerdo haber debatido sobre estas cosas, con José Luis Sito, en la primera versión de este blog. Sito siempre ha creído en la resistencia y la acción como métodos para vencer la inercia y liberar a Cuba. Yo siempre he creído que primero hay que sacar a la superficie, y atacar sin cortapisas, los defectos culturales que han propiciado un siglo de república fallida. ¿No ves, amigo Sito, que el castrismo –disfrazado de su opuesto, pero castrismo al fin y al cabo- está aquí, entre nosotros? ¿Cómo liberar a Cuba del castrismo a través del neocastrismo? ¿De verdad crees que Fidel Castro es el causante, y no un producto emblemático, de la degeneración cubana?
La movilización del pasado 1 de junio fue un éxito, no cabe duda, pero también demostró que los primitivos factores de envilecimiento presentes en la cultura nacional están dispuestos a todo con tal de preponderar, incluso a hacer el ridículo. Así que a apretarse el cinturón y mucha paciencia. Aunque la mayoría de las reacciones posteriores al llamamiento del primero de junio son halagüeñas, me temo que mientras no se aborden en profundidad, y con propósito de enmienda, los déficits culturales de los que tanto hemos hablado, la vida seguirá igual en Cuba y el exilio. Vivir para ver.
