
“Quizás en La Habana, donde el poder adquisitivo (léase el robo) es mayor, un gran porcentaje de cubanos lo usan, pero los que venimos de provincias sabemos muy bien que la inmensa mayoría de los ciudadanos del interior lo mismo se limpian el fondillo con el Granma que con algún tomo de las Obras Completas de Lenin.
“No creo entonces que la gente tome esta noticia con demasiado interés. A quien tiene que contar los quilos para comprar un pomo de aceite para poder freír un par de huevos, muy poca preocupación debe causarle cómo limpiarse luego de dar del cuerpo”.
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