google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: El concierto de Juanes (II y final)

lunes, 24 de agosto de 2009

El concierto de Juanes (II y final)

por Luis de la Paz

He querido imaginarme lo que ocurrirá el día del concierto en la Plaza, si es que realmente llega a efectuarse. El régimen sabe que controla, pero no domina, por eso se asegurará de que los invitados sean afines a su sistema político, o al menos tolerantes y prudentes con lo que expresen. Para lograr sus metas tienen como coordinador del evento a Amaury Pérez Vidal, funcionario de cultura. Entre las responsabilidades del autor de Acuérdate de abril, está reír de satisfacción cuando se proponga la participación de un intérprete solidario con la Revolución cubana, y poner cara larga cuando alguien sugiera extenderle una invitación a quien no convenga a los intereses oficiales. Al final, en el concierto por la paz, estarán sólo los afines, y ni un solo exiliado. Ni Chirino ni Gloria Estefan, Albita o la legendaria Olga Guillot.

Es bueno recordar que en Cuba la música, el deporte y la cultura en general, son armas políticas. Para quienes no lo recuerden, en la isla estuvo prohibido el más importante grupo musical del siglo XX, Los Beatles. También estuvieron proscritos, entre muchos otros, Julio Iglesias y José Feliciano. Aún hoy las canciones de la guarachera de Cuba, Celia Cruz, no se radian en su país natal, por negativa del aparato de poder, dueño de todas las estaciones de radio y televisión. Por eso es entendible la postura de los exiliados: conocen al monstruo, porque han vivido en sus entrañas.

El día del concierto, el escenario no será la base del monumento a José Martí, sitio reservado para el aparato de poder político, ni la Biblioteca Nacional, donde erigieron el altar para la misa del Papa Juan Pablo II en 1996. Los lugares probables son frente al Teatro Nacional o, el más factible, ante la fachada del edificio del Ministerio del Interior, donde está la imagen lumínica de Ernesto “Che” Guevara, el siniestro personaje que para muchos es, inexplicablemente, el símbolo que encabeza las marchas en muchos lugares del mundo. Aclaro lo de inexplicable. El Che es responsable de la eliminación de los partidos de oposición en Cuba, de la supresión de la libertad de asociación, de los sindicatos independientes y del derecho a huelgas y manifestaciones callejeras. Por lo tanto, el Che simboliza justamente lo contrario de lo que muchos exigen.

Luego llegarán los reclutas del servicio militar (vestidos de civil), los miembros de las Brigadas de Respuesta Rápida, los paramilitares de la brigada Blas Roca, para cubrir gran parte del área cercana al escenario. Es muy probable que se establezcan cercos para impedir que el verdadero pueblo pueda asistir. Es posible que “las organizaciones de masas” sean las que entreguen pases a los “trabajadores destacados” y “estudiantes sobresalientes”. Nada nuevo. Algo parecido ocurrió con los conciertos de Oscar de León, con el de Air Supply y con el de Billy Joel. Los métodos son los mismos.

¿Qué podría ocurrir en escena? Silvio Rodríguez interpretará sus más abyectas canciones y desde la tribuna por la paz pedirá a toda voz la liberación de los cinco héroes del imperio (léase espías condenados en Estados Unidos por espiar en bases militares norteamericanas y ser cómplices en el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate). Tras él, Amaury Pérez se hará escuchar y pedirá el levantamiento del bloqueo (para quienes no sepan, la razón del embargo comercial tiene que ver con la confiscación de propiedades a ciudadanos norteamericanos en la isla en 1959).

Algunos de los invitados internacionales, que procurarán cierta neutralidad, probablemente se vean atrapados en medio de gritos y reclamos para que Estados Unidos devuelva la base de Guantánamo, salga de Afganistán e Irak. Tal vez hasta se escuchen diatribas contra Álvaro Uribe, el presidente de Colombia, la patria de Juanes, por negociar bases militares en su territorio y por querer la reelección. Otras pedirán la unión latinoamericana a favor del ALBA y de apoyo a Chávez, Correa, Evo, Ortega y demás gobernantes de izquierda, que sí pretenden perpetuarse en el poder.

Apoyo con todas mis fuerzas el derecho de Juanes a dar un concierto donde lo desee. No hay nada más importante que la libertad. Ojalá todo sea diferente, y en realidad se trate de un concierto blanco. Eso es lo que a Dios le pido, pero me temo, por experiencias pasadas, que será un concierto verde olivo.

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