
Circulaban infinidad de leyendas, mitos, teorías, rumores y especulaciones sobre la identidad del Ocultista. Algunos, incluso, habían llegado a sugerir que era el cerebro tras el Caballero de la Alegre Figura, o viceversa, tras la Bloguera Modélica, o viceversa, tras el Blog Inbilingüe, o viceversa. Habían llegado a asegurar que la calidad de indocumentado del Ocultista determinaba, en esencia, su condición de refugiado. Para colmo, unos cuantos asumían que el Ocultista en realidad capitaneaba una facción oculta adepta a la Zorra del Cerdo. Que el Ocultista era el Cerdo, pero seducido por la Zorra.
Se hablaba de conversaciones secretas entre el Ocultista, la Bloguera Cotidiana y el Blog del Agente Triple. Se decía que el equilibrio de la blogocosa pendía del hilo virtual con que los tres cosían la telaraña de la Zorra del Cerdo. ¿Estaba dispuesto el Agente Triple a sacrificarse por ella? ¿Tenía sentido modular el tono cuando se trataba de un asunto de vida muerte? “En todo caso, de vida o muerte para el Triple Agente”, le recordaba, con insistencia, Watson a Holmes. Todo mientras aquél discurría infinitamente, a la sombra en flor de los Jardines Colgantes.
Nota del autor. En la próxima entrega de Sherlock Holmes (Sherlock Holmes y el Caso de los Jardines Colgantes), el detective inglés enfrenta el misterio insondable que rodea la identidad de la Zorra.