google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: ¿A quién le canta Juanes?

lunes, 14 de septiembre de 2009

¿A quién le canta Juanes?

Por Antonio Ramos Zúñiga

Que Juanes cante en La Habana es su derecho. Que lo haga en la Plaza de la Revolución (su verdadero nombre es “Plaza Cívica”), un bodrio. Allí Castro –el más longevo dictador vivo- siempre fue el protagonista y sólo cedió tribuna al Papa, quien pidió santamente al mundo que se abriera a Cuba, a pocos metros de una enorme foto del llamado “guerrillero heroico”, el ateo Che Guevara. ¿Es que acaso el próximo show alucinante es el concierto de Juanes? Pues claro que sí.

Esta vez la cita en la plaza castrista, llamada “Concierto por la Paz”, programada para el 20 de septiembre, ha generado una caliente expectativa internacional, porque amigos y enemigos de la publicitada “revolución cubana” lo han convertido en un torbellino político. La presencia junto al colombiano Juanes de los cantores oficiales de Fidel, Silvio Rodríguez y Amaury Pérez, no cuadra en la esencia misma de lo que Juanes y otros artistas extranjeros que lo acompañarán, como el español Miguel Bosé, han llamado un concierto apolítico. Realmente los cubanos, cansados de tanta mala vida, merecen que grandes artistas le ofrezcan una buena velada, como otras veces ha sucedido, con invitados que cantaron en teatros y tarimas populares. Esta vez, sin embargo, algo está pasando. ¿Por qué la revolución ha dado permiso para armar una rumba, que verá el mundo entero, donde tantas veces Castro invocó la muerte y la guerra?

Con razón, se dice que el concierto huele a propaganda, a descarga roja, sobre todo porque hasta ahora los artistas francamente opositores –como Gorki y su banda “Porno para Ricardo”- brillan por su ausencia. Tampoco han invitado a Gloria Estefan, Arturo Sandoval, Olga Guillot, Paquito de Rivera o Willy Chirino. ¿Qué pasaría si el irreverente Gorki desprestigiara a Castro ante las cámaras de televisión internacionales? Desde luego que para los opositores no habrá espacio, y sin dudas Juanes lo sabe, aunque insista en que quiere que todos canten. Unos cubanos, incluyendo presos políticos y la famosa bloguera disidente, Yoani Sánchez, han creído en las buenas intenciones de Juanes; otros prefieren romper sus videos; muchos lo consideran un tonto útil que se deja manipular por los comunistas o que actúa por dinero; los que invocan que el arte no tiene que ver con la política, son aquellos que no verían bien a Juanes cantándole a Pinochet o a Stalin. Hasta la secretaria de Estado Hillary Clinton aprueba que Juanes cante donde quiere. Curiosamente, mucha prensa colombiana –donde sí hay guerra- ha criticado a su mimado artista.

En realidad Juanes ha salido ganando de tantos pros y contras. Es actualmente el cantante más mencionado en los medios de comunicación y es probable que aumenten las ventas de sus CDs y videos musicales. Ni las críticas han quebrado su decisión de ser la estrella del primer concierto internacional genuinamente político que se haya concebido en la entraña del totalitarismo. Lo que nadie sabe es qué se propone Juanes, o a quién quiere cantarle. ¿Al pueblo? ¿A la paz? ¿A Fidel? Sería una apología imperdonable cantarle a un tirano enfermo, ya que Juanes convive en Miami con miles de sus víctimas.

La paz, sin embargo, es un buen tema. Aunque en Cuba no hay guerra, la paz pudiera ser el diferendo entre Cuba y Estados Unidos y sí es negociable. ¿O está llamando Juanes a que los cubanos acepten sin pataleo el anquilosado régimen que los gobierna, la “pax” castrista? Todo cabe en un inefable mensaje de paz. Sin dudas, el escenario ha sido bien montado para conseguir el mismo efecto de la visita del Papa: legitimidad, el beneficio de la piedad mundial, unos cuantos dólares más de oxígeno, diálogo sin diálogo, pan y circo. Tampoco es improbable que los Castro vayan a oír a Juanes.

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