“La vida sexual desenfrenada, el descompromiso social, la música ensordecedora sin respeto a los vecinos, el abuso de bebidas alcohólicas o el asesinato de un sacerdote para robarle, son síntomas del desarreglo interior instalado en el cubano de hoy y del estado decadente de nuestra sociedad”.
Cardenal Jaime Ortega y Alamino