“Freud opinaba que todos los resultados obtenidos en la esfera intelectual se debían a una sublimación del instinto sexual. Sin duda alguna, es muy posible que toda la energía psíquica que no puede desplegarse en el campo erótico, sea capaz de transformarse en fuerza creadora de índole espiritual. Sin embargo, es con toda seguridad una posición demasiado parcial el querer explicar por esta vía todo lo espiritual o intelectual. Debemos suponer que junto a los instintos elementales, también existirán, de un modo natural, instintos más elevados, pero si así no fuese (que en estas cosas uno nunca está muy seguro de nada), satisfechos estos como corresponde, sería razonable dedicar el remanente de nuestra energía psíquica a cosas más productivas, usando los talentos de que fuimos dotados”.
Heriberto Hernández en La Primera Palabra