Pellegrini ha ido demasiado lejos. Tanto, que se ha convertido en entrenador del Real Madrid. Mas estos viajes intergalácticos suelen pasar factura si uno no está al tanto, suficientemente enterado, de sus derroteros. No sólo había que ganarle hoy al Alcorcón (1-0), sino aplastarlo literalmente. Lavar el 0-4 de la ida con sangre de Segunda B. No era la Copa del Rey, a fin de cuentas intrascendente, lo que estaba en juego. Era el honor madridista.
Una galaxia no se funda como se maneja un campamento. Y a esta segunda galaxia de Florentino Pérez parece que le queda chiquito el técnico Pellegrini.