google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Prolongación ancestral

lunes, 16 de noviembre de 2009

Prolongación ancestral

por Luis de la Paz

Cuando tengo en mis manos un poema de gran aliento siento un escalofriante recogimiento, pues lo primero que pienso –dice Boris Vian que lo importante es hacer juicios a priori, sobre todo–, es si el autor podrá sostener el demandante resuello a lo largo del texto. En el caso de Tony Cuartas (La Habana, 1941) y su libro Prolongación ancestral (Letra de Molde Ediciones, Miami, 2009), cuyo único poema cubre más de cincuenta páginas, se logra mantener, con firmeza, la imprescindible energía que requiere el poema.

Aunque este es el primer libro que publica Cuartas, eso no quiere decir que no tenga una larga trayectoria como escritor. El autor ha estado vinculado a la poesía desde la segunda mitad de los años sesenta, como señala Omar Casas en el prólogo, sólo que faltaba el libro impreso, que lo situara dentro del marco de la literatura cubana. Se estima que un escritor no lo es del todo hasta que publica un libro. Es como una regla, que, desde luego, tiene cierta lógica.

Prolongación ancestral es un texto épico, un canto a La Habana, a su gente, a su diario vivir. La ciudad como cuerpo físico, que se ama, se desea y que cuesta olvidar. El poeta canta a sus calles: “Antes de la lluvia hubo mucho rocío/ y humedeció la pelambre de los caballos sudorosos,/ se mantuvieron toda la noche corriendo en el Parque de la Fraternidad y el Paseo del Prado”. A continuación añade: “Después escampó y el sol retornó su cinta amarilla, símbolo de Ochún”.

Hay en este sostenido poema polifonético ciertas inquietudes que alimentan el texto constantemente, hilvanando la narración poética, como las referencias a lo traslúcido, “La luz va penetrando en su cuerpo,/ su traslúcido movimiento arremolinado timoneaba el conjuro...”. En otro momento se retoma el misterioso perfil de lo traslúcido: “Ellas anuncian la prisa que proclama el rocío que se desperdiga,/ cuando pasa el cuerpo traslúcido que transita/ por la ciudad donde duerme su eterno destierro”.

Cuartas teje un poema enorme, donde “la profundidad disipa/ el límite al despertar/ y descubrimos el silencio”. El libro se nutre de lecturas asimiladas y encierra implícitamente homenajes, como al maestro, a Lezama, cuya presencia gravita en sutiles alusiones, en manejos de palabras e imágenes. “En su dormido transcurrir como un bañista en ingrávido rumor”. Algo que resalta en este largo poema, por momentos cíclico, en otros impetuoso, en ocasiones calmo, es el riguroso manejo del lenguaje. No hay palabras que desequilibren la imagen, no es fácil encontrar una imagen que afecte el ritmo. Sin duda alguna un texto trabajado con minuciosidad.

Prolongación ancestral es un poema ascendente, reflexivo, o como dice el escritor Armando Añel en la contraportada: “Aquí la palabra, la imagen, son las grandes protagonistas”. También aguda es la observación del escritor y crítico Ignacio T. Granados, quien en el portal Cuba Inglesa expresó: “Cuartas, en fin, nos propone una incursión por aquellas imágenes superpuestas que adensan el aire onírico de la ciudad tan perdida como amada... y añorada”. Con toda seguridad, un exquisito banquete, un festín de palabras y buena poesía.

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