
¿Usted viene a publicar su literatura sólo después de haber emigrado a Estados Unidos?
AA. Sí, es cuando he tenido la posibilidad de hacerlo. Escribir en la Isla presentaba al menos dos problemas para mí: si escribía una literatura con intención de publicarla, esa literatura iba a estar amputada, limitada, no iba a tener la libertad necesaria. Creo que literatura y libertad se relacionan, creo que no se puede hacer una buena escritura, una escritura que ahonde en la complejidad de la condición del hombre, que se atreva con la paradoja del hombre, sin el requisito de la libertad. Por este motivo no publique allí mi obra, pues nunca tuve la intención de mutilarla, de someterme a la censura de los comunistas o, peor aún, de autocensurarme. En consecuencia, para mí hubo sólo dos opciones: publicar en el extranjero o no publicar. Escribir sí, escribía y mucho, pues hasta en una celda se puede escribir con libertad. Por ello es que cuando escapo de la Isla lo hago ya con una obra escrita.