“Hay cosas que están presentes en la psiquis del pueblo cubano que se pueden explotar con asegurado éxito psicológico. Los gritos ¡asesinos!, ¡asesinos!, ¡esbirros!, si se aplican en la actualidad contra las turbas castristas, sería ubicarlas en el mismo contexto histórico de la lucha violenta en Cuba y ponerlas a imagen y semejanza de la dictadura de Batista.
“Los gritos de ¡Vivan los Derechos Humanos! no convocan y no representan nada en la tradición de lucha del pueblo cubano. Tampoco las marchas silenciosas tienen impacto en nuestra población. Si de protesta pública se trata, hay que tener estrategia. Toda marcha tiene que tener un mensaje definido, de interés social, que se haga público en el acto. La oposición debe infiltrar en las turbas parte de sus simpatizantes para, cuando se desencadene la violencia, provocar una riña tumultuaria. Utilizar sustancias urticantes, como polvo de pica pica, lana de vidrio, etcétera, para tirar en el piso y que se riegue entre los participantes. Regar en el área cáscaras de plátano u otras sustancias resbaladizas, para provocar caídas, y también sustancias de olores fuertes y desagradables, que creen pánico en la población. Además, los escenarios para las protestas deben ser elegidos con antelación y desde el punto de vista táctico deben resultar favorables, como pueden ser lugares bien concurridos: mercados, terminales de ómnibus y ferrocarriles, etcétera, o de difícil acceso, como plantas altas y puentes...”.
Esperanza Serrano en su blog