Anónimo 1:
No tiene nada de raro que el gobierno cubano penetre los círculos culturales y literarios del exilio, si de hecho lo hace con sus organizaciones políticas, y la cultura del exilio está altamente politizada. Eso lo ganamos tratando de sacar provecho de los intereses políticos. No sería extraño que terminaran con una filial de la UNEAC en Nueva York o Miami, aunque sería escandalosa la cantidad de gente que se apuntaría. Si eso pasa es porque lo merecemos, porque actuamos así, soñando con los tiempos de la UNEAC y sus premios y sus viajes y su protección (que por cierto, ya no existen). Todo el mundo salió de Cuba soñando con el éxito capitalista, pero en los países capitalistas no existió nunca algo como la UNEAC, eso es cosa de países socialistas y universidades. Lo extraño es que la gente se exilie y siga soñando con una cosa como esa.
Anónimo 2:
Lo que pasa también es que esta gente hace campaña desde sus blogs, o en privado, contra todas las figuras del exilio. No es que todas esas figuras sean unos santos o no deban ser cuestionados, sino que lo que hacen estos “enviaditos” es crear estados de opinión, hacer trampas, formar bretes, sembrar cizaña, difamar. Ese es su objetivo. No es la lucha limpia y abierta o el debate de ideas. Lo que desean es restablecer aquí los métodos que utilizaron en Cuba. El mejor representante de ese grupo es Edmundo García, que se ha convertido en el relevo de Aruca.
En Cuba Inglesa