por Delio Regueral
¿Qué vas a hacer con tu indignación de hoy, tras la muerte de Orlando Zapata Tamayo, por ejemplo?
Espero que no lo mismo que con la de ayer. Es evidente que esa indignación caduca que se posa sobre la de anteayer, y ésta a su vez, que ya descansa en paz sobre la anterior, todas ellas juntas, no te permitieron pasar de exponerlas enérgicamente, incluso gritando.
Ante los miserables, los honorables. Se suele entender el honor como un conjunto de obligaciones, que si no se cumplen lo pierdes. Son conocidas como Código de Honor o Sistema de Honor; una serie de reglas o principios que gobiernan una comunidad, basados en ideales que definen lo que constituye un comportamiento honorable frente a esa misma comunidad.
La violación de un Código de Honor puede ser objeto de sanciones, o incluso de expulsión de la comunidad o la institución afectada. Sólo hay que proponerse la auto readmisión honesta en tal comunidad, y eso implica pasar de la indignación a la acción. Toda acción tiene una reacción y es ésta la que intimida al ejecutor.
El miedo es el máximo exponente de la deshonra, es doblegarse ante el chantaje. El chantajista siente siempre más miedo que tú, por eso lo hace, por eso se rebaja, cuenta con tu falta, cuenta con tu defecto, cuenta con tu mirada fija en el suelo. Con lo que no cuenta es con la convicción de que no quieres verte anciano llorando la vergüenza del deshonor, convencido de que no mereció la pena el instinto de conservación, porque ese instinto es el mismo que exterminó el futuro de tus hijos y nietos.
Únete a una iniciativa sin criticar a los que protestan y denuncian como instrumento de oposición. Únete a una iniciativa de acción. Si no conoces alguna, indaga, que las hay. Por ejemplo, únete al Contra Éxodo.