google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Mockus, Yo no como Mockus: La manipulación desenmascarada

lunes, 14 de junio de 2010

Mockus, Yo no como Mockus: La manipulación desenmascarada

por Antonio Ramos Zúñiga

Había que estar muy alerta para no ser tentados por la operación de imagen pro-Mockus que inundó los medios de propaganda colombianos y la red global de internet. Un bien montado diseño de líder aparecía sistemáticamente en las televisoras y en la invasión de carteles callejeros. La “ola verde”, como se le llama, pasó de la consigna a la estadística favoritista: lo colocaron en la cima de los sondeos, primero empatado con su rival Santos y luego como ganador. Hasta Mockus creía que ganaría en primera vuelta. Probablemente también fue engañado por los mismos medios que lo inflaron al cielo de los predestinados.

Pero perdió. Y el desenlace, que fue una rotunda victoria para Santos, es un serio referente de la interacción de los medios de comunicación en un contexto electoral típico. En primer lugar, las encuestadoras han sido quemadas por el descrédito al proyectar desaciertos de toda índole. Y lo mismo se puede decir de aquellos que desde los medios informativos tienen el privilegio de opinar. Claro está, que una cosa se leía o se comentaba en la calle y otra distinta era lo que el triunfalismo verde vaticinaba.

Me tocó de cerca la percepción que se gana escuchando a taxistas, meseros, policías y familiares, o leyendo fuentes independientes no contaminadas con la euforia verde (algún que otro artículo imparcial), muestreo que apostaba por Santos. Las redes sociales de internet, como Twitter y Facebook, prácticamente dominadas por la ola verde, fomentaron un debate que reveló que existía un conglomerado juvenil que disentía del mensaje de Mockus. Muchos jóvenes también se decepcionaron por la presencia de intrusos que preconizaban un futuro colombiano estilo Chávez.

El debate en las redes sociales fue perfilándose de tal manera que los verdes se fueron a la defensiva ante el contraataque de los llamados “santicos” (jóvenes adeptos a Santos). O sea, que a diferencia de las ventajas que Obama obtuvo de su campaña en la red, en el caso de Mockus resultó contraproducente, al ser favorablemente movilizador para Santos. Una ola de “santicos” se apropió de las redes de Mockus para dar la batalla de ideas y quejarse de sofismas, mentiras y manipulaciones. El “Yo no como Mockus” (página abierta en Facebook por jóvenes partidarios de Santos) comenzó a sonar.

Lo que ocurrió fue que la propaganda como arte político se proyectó sobre encuestas desligadas de la realidad histórica mediata. En la superficie había un Mockus que proponía buenas cosas, pero en el fondo existía el hecho de que la política de Uribe había dado resultados tangibles, como la seguridad democrática y cierto aliento económico al país. Incluso el proyecto verde fue visto como débil ante la intromisión chavista. Y los colombianos uribistas no iban a dejar que humillaran a Uribe. ¿O acaso Mockus no se dio cuenta que el congreso colombiano es mayoritariamente uribista? La gente no iba a cambiar la opción uribista de la noche a la mañana por una propuesta verde que veían veleidosa, compulsiva e ideológicamente cuasi izquierdista. Se acusó a Mockus de ateísmo en un país de entrañable fuero católico.

Seguramente los verdes y los vencedores van a tener tiempo para analizar el papel de los medios en la definición del trayecto electoral. Santos ganó, a pesar de una propaganda que lo trataba de disminuir, porque ofreció un uribismo sin Uribe. Y Mockus perdió porque la manipulación propagandística que lo aupaba fue pobremente realista, ignorando en primer lugar el fino olfato de los votantes colombianos. El poder mediático se deshizo ante el alma colombiana. Qué gran lección de civismo comprometido en medio de tanta incertidumbre política.

Ahora toca investigar por qué los encuestadores y grandes segmentos de la Media pusieron tanto énfasis en que Mockus ganara. ¿Quién estaba detrás de la gigantesca cosmetología de convertir a un carismático showman y ex-alcalde bogotano, que no teme mostrar el trasero en público, en un redentor mesiánico o en un Obama verde? Hasta lo elevaron al rango de un Mockus “filósofo”, cuando que sepamos no ha escrito ningún libro con una teoría filosófica propia.

Se hablaron muchas cosas buenas de quien es un profesor que seguramente ha repensado una Colombia futurista, más vivible y justa, un bonito sueño. Sin embargo, la política colombiana no se sirve con caldo verde. Uribe ha dejado una huella profunda, y Santos ganó porque no se apartó del camino. Colombia no cree en sueños, sigue siendo tradicionalista. Este no era el momento de Mockus.

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