google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Para una introducción a la literatura cumberlandiana

jueves, 24 de junio de 2010

Para una introducción a la literatura cumberlandiana

por Ignacio T. Granados

Cumberland, es sabido, es Cuba Inglesa, es decir, Playa Hedónica. Sobre todo eso se ha hablado ya a propósito de Erótica, la novela que ha logrado englobar toda una estética. Lo curioso es que, aunque se desarrolle como parte de la interacción virtual, es todo un cuerpo literario real y efectivo por derecho propio: desde la creación de personajes esporádicos [el Colero, Elvira], a veces incluso medio reales [Jasán, Ñangarita, Trolloberto], hasta una colección de cuentos [Los relatos de Maurice Sparks]. Hay hasta sagas como la de Meneíto, en una apropiación inusitada que requirió la gentileza y generosidad de otro autor; y lo que quizás sea la mejor parte, el thriller de El códice Thamacún, que a imágenes de sublime belleza y originalidad une la vitalidad que le comunican sus lectores.


No obstante, ya esta vitalidad es un tópico habitual. No así la sublimidad de esas imágenes, que proponen a su enigmático autor como un escritor original y de muchos recursos. Hoy día no es pecado, sino natural, basar el poder literario en las lecturas que se han tenido, pero es bastante difícil que el autor logre imponerles un sello propio y, más aún, que este sello propio sea luminoso y comunique esa ansiedad que despiertan los buenos textos.

La irrupción original de este fenómeno provocó un rechazo ríspido, en que se le diagnosticó un síndrome de Peter Pan con sus juegos de guerra. La valoración posterior como “humor recreativo” puso las cosas más en su lugar, por la ambigüedad del concepto. Si se trataba de “recreación”, podía entenderse entonces como volver a crear; sólo que tratándose también de un fenómeno conocido no hay por qué sufrirlo, y se le puede rebajar a lo que tiene de humor. Nuevo Songo, como parodia puntual del problema, era quizás su análisis más eficiente. A eso, la saga del Códice añade lo no visto, unos giros literarios capaces de provocar el éxtasis con la lectura misma.

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