
Pero innegablemente El Hecho, en su naturaleza creativa y/o recreativa, desvirtúa cualquier interpretación rígida de sus manifestaciones, incluso del Hecho mismo. El Hecho Thamacun pertenece a todos y cada uno creativamente hablando, con lo cual se desdobla y reinventa incesantemente. Por eso la versión de este humilde cronista no es más que su versión, sin mayores connotaciones o pretensiones. Aquí se las dejo, y que cada cual recree la suya a su aire:
Crónicas de Thamacun (II)
Según numerosos estudiosos, el término Thamacun --como prácticamente todo en Cumberland— tiene más de un origen. O mejor: se trata de un aporte inglés a la denominación de origen indígena. De aceptarse esta teoría, el nombre original del islote habría sido “Tamacún”. O al menos así lo habrían nombrado sus más antiguos pobladores.
El políglota Esteban Ricardo sostiene que, efectivamente, la H de Thamacun constituye una aportación británica. Originalmente, los ingleses se apropiaron de la denominación indígena, pero intercalando la H y omitiendo el acento en la U. La H intermedia, siempre según Ricardo, representa la determinación inglesa de reverenciar el nombre del más célebre de sus ríos, el Thamesis.
Una denominación que, dicho sea de paso, el castellano ha desfigurado injustamente (Támesis por Thamesis). Es decir, Thamacun podría constituir, no hay por qué ponerlo en duda, una revancha lingüística.
Dicho esto, cabe aclarar que el calificativo con que actualmente se identifica al islote (Playa Hedónica) no es más que una invención contemporánea. Los ingleses nada tienen que ver en el asunto.