Según relata Cabrera Infante, la muerte de José Martí parece particularmente simbólica. El fundador del Partido Revolucionario Cubano se lanzó sorpresivamente al campo de batalla, en Dos Ríos, y su custodio, como también dice Cabrera Infante, “extrañamente llamado Ángel de la Guardia”, no pudo hacer otra cosa que seguirlo y verlo caer con un tiro en el cuello, otro en el pecho y otro más en el muslo derecho.
Pienso que otro sentido simbólico que nos ha rodeado, pero ya de la adversidad o del encadenamiento fatal de los sucesos que nos han roído desde tiempos ancestrales, fue que quien se encuentra con Martí herido y lo remata con un “rifle Remington” resultó ser un “práctico explorador de los españoles que era un mulato cubano” (Mea Cuba, Ob. cit.).
Aquí no solamente hay una potenciación simbólica del suicidio (cuando Martí se lanza como a que lo mataran), sino que, asimismo, aparece el hecho ciertamente convulso del homicidio entre los cubanos: el fratricidio o también el parricidio, el sino paradójico de que sea un mulato, alguien representativo de nuestra mezcla, quien conscientemente remate al “héroe de Dos Ríos” y con ello contribuya a destruir una de las esperanzas de la libertad de Cuba. O, al menos, de su propia libertad de mulato incluso; o, a lo peor, del sentido de libertad para todos los cubanos.
Pienso que otro sentido simbólico que nos ha rodeado, pero ya de la adversidad o del encadenamiento fatal de los sucesos que nos han roído desde tiempos ancestrales, fue que quien se encuentra con Martí herido y lo remata con un “rifle Remington” resultó ser un “práctico explorador de los españoles que era un mulato cubano” (Mea Cuba, Ob. cit.).
Aquí no solamente hay una potenciación simbólica del suicidio (cuando Martí se lanza como a que lo mataran), sino que, asimismo, aparece el hecho ciertamente convulso del homicidio entre los cubanos: el fratricidio o también el parricidio, el sino paradójico de que sea un mulato, alguien representativo de nuestra mezcla, quien conscientemente remate al “héroe de Dos Ríos” y con ello contribuya a destruir una de las esperanzas de la libertad de Cuba. O, al menos, de su propia libertad de mulato incluso; o, a lo peor, del sentido de libertad para todos los cubanos.
Del libro en preparación 1959. Cuba: El ser diverso y la isla imaginada