Un hombre caminaba por el cementerio y al pasar frente a una lápida sintió curiosidad por la inscripción que tenía: Aquí yace Vicente/ que vivió cien años/ y murió a los veinte
El hombre, sin entender muy bien, trató de buscar a alguien que le pudiera explicar. Un rato después, se encontró con uno de los operarios del cementerio, que recorría el lugar con un cincel y un pequeño martillo. Se acercó a él para preguntarle sobre el curioso epitafio:
--Buen día, caballero. Tengo curiosidad por lo que dice esa lápida. ¿Podría explicarme su significado, quién la escribió y a quién hace referencia?
El hombre, sin entender muy bien, trató de buscar a alguien que le pudiera explicar. Un rato después, se encontró con uno de los operarios del cementerio, que recorría el lugar con un cincel y un pequeño martillo. Se acercó a él para preguntarle sobre el curioso epitafio:
--Buen día, caballero. Tengo curiosidad por lo que dice esa lápida. ¿Podría explicarme su significado, quién la escribió y a quién hace referencia?

--¡Qué interesante! Muy justo el epitafio... ¿Quién podría escribir algo así de original en mi lápida cuando yo fallezca?
--Yo mismo, pero primero he de hacerle algunas preguntas.
--Muy bien. ¡Empiece!
--¿Trabaja?
--Sí. Entro a la siete de la mañana y no paro en todo el día, hasta que me acuesto a las 0:00 más o menos, aunque sin dejar de pensar en el negocio.
--¿Bebe?
--No, no me gusta el alcohol.
--¿Sale con alguna chica?
--No. Mi trabajo es muy importante y absorbe todo mi tiempo.
--¿Viaja, tiene aficiones, se da algún tipo de gusto?
--No. No me van esas cosas.
--¿Cuál es su nombre?
--Emeterio.
--¡Muy bien! ¡Ya tengo su epitafio!
--¿Cómo? ¿Cuál es?
--Aquí yace Emeterio/ de la tota de su madre/ directo al cementerio
Nota del Editor. Aprovechamos la coyuntura para convocar al primer concurso de epitafios humorísticos de Cuba Inglesa, que no se regirá por base alguna, si es que alguien participa. En el foro de comentarios.