¿Acaso el ego no es una condición primaria? El ego está dado ya en lo animal. El cabeza de manada satisface inconscientemente su ego. Por eso cuando en ocasiones en Erótica (la novela) o en Cuba Inglesa se confronta el ego no se hace en función de negarlo, sino de manejarlo. De ponerlo al servicio de lo racional, de nuestros intereses. A fin de cuentas lo racional, en oposición –en este caso específico-- al ego, es lo que nos singulariza y justifica en las “tardes inútiles”, que diría Borges.
No podemos negar el ego sencillamente porque no podemos negarnos a nosotros mismos. Pero cuidado, porque una señal de primitivismo, de debilidad, es precisamente la incapacidad de manejar ese ego. No se trata de falsa modestia, sino de que al poner el ego a nuestro servicio, al manejarlo a nuestro antojo, estamos imponiendo nuestra racionalidad, que es lo que nos diferencia de los animales. Cuando somos conscientes de nuestro ego y lo manipulamos, y jugamos con él (y nos reímos de él), alcanzamos la plenitud de lo racional-hedónico.
El hombre es hombre porque es racional (lo erótico, ya se sabe, es racional antes que animal). Un hombre esclavizado por su ego es siempre un hombre débil, irracional, aunque aparente lo contrario. Por eso vemos a Fidel Castro, por ejemplo, hacer el ridículo una y otra vez, y a Hugo Chávez, etcétera. En el fondo, se trata de hombres primarios, débiles, íntimamente elementales. Hombres a merced de su amo y señor: El ego.
No podemos negar el ego sencillamente porque no podemos negarnos a nosotros mismos. Pero cuidado, porque una señal de primitivismo, de debilidad, es precisamente la incapacidad de manejar ese ego. No se trata de falsa modestia, sino de que al poner el ego a nuestro servicio, al manejarlo a nuestro antojo, estamos imponiendo nuestra racionalidad, que es lo que nos diferencia de los animales. Cuando somos conscientes de nuestro ego y lo manipulamos, y jugamos con él (y nos reímos de él), alcanzamos la plenitud de lo racional-hedónico.
El hombre es hombre porque es racional (lo erótico, ya se sabe, es racional antes que animal). Un hombre esclavizado por su ego es siempre un hombre débil, irracional, aunque aparente lo contrario. Por eso vemos a Fidel Castro, por ejemplo, hacer el ridículo una y otra vez, y a Hugo Chávez, etcétera. En el fondo, se trata de hombres primarios, débiles, íntimamente elementales. Hombres a merced de su amo y señor: El ego.