Apuestas para el clásico de los clásicos (mañana a las tres de la tarde, hora de Miami): 2-0 a favor del Real Madrid sobre un Barcelona antojadizo y recurrente que se deshace a tramos, colgado de las vertiginosas contras montadas por Xabi Alonso, Ozil, Cristiano y Di María. Una bandera en tiritas. La tela azulgrana colgando, en ripios, de la nueva era “derechista” del Parlament. Una metáfora, ¿pero de qué?
2-1 para el Real Madrid. Higuaín se descuelga, pero los goles los marcan Cristiano y Ozil. O Cristiano y Di María. O Cristiano y Marcelo. ¡O Cristiano y Carvalho! Los blancos imponen un ritmo frenético a los de Guardiola, que solo se esperaban el habitual contraataque reactivo, tipo Inter de Milán, tipo Real Madrid en épocas de penuria. Hay contraataque pero hay algo más: unos arranques disimiles, poderosos, una impaciencia más apropiada para la electrizante verticalidad blanca que para el barroquismo aterciopelado del Camp Nou.
3-0 para el Madrid. A fin de cuentas tanta ambición concentrada, el nuevo proyecto de Mourinho, puede explotar en el corazón de Barcelona.
2-1 para el Real Madrid. Higuaín se descuelga, pero los goles los marcan Cristiano y Ozil. O Cristiano y Di María. O Cristiano y Marcelo. ¡O Cristiano y Carvalho! Los blancos imponen un ritmo frenético a los de Guardiola, que solo se esperaban el habitual contraataque reactivo, tipo Inter de Milán, tipo Real Madrid en épocas de penuria. Hay contraataque pero hay algo más: unos arranques disimiles, poderosos, una impaciencia más apropiada para la electrizante verticalidad blanca que para el barroquismo aterciopelado del Camp Nou.
3-0 para el Madrid. A fin de cuentas tanta ambición concentrada, el nuevo proyecto de Mourinho, puede explotar en el corazón de Barcelona.