google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Lezama y Arenas: Dos aniversarios

domingo, 12 de diciembre de 2010

Lezama y Arenas: Dos aniversarios

por Luis de la Paz

Produce indignación darle seguimiento a las actividades organizadas por el gobierno cubano a través del Ministerio de Cultura que controla, para enaltecer la figura del escritor José Lezama Lima en el centenario de su nacimiento. No es que el autor de Paradiso no merezca todos los reconocimientos que se le están prodigando (también en el exilio se le están haciendo homenajes), sino que ese mismo aparato de cultura, al servicio de la dictadura castrista, censor y manipulador, es el responsable supremo del acoso y la persecución que padeció Lezama, y del ostracismo en que vivió los últimos años de su vida.

Cuando murió en 1976, su nombre apareció en la prensa cubana por primera vez en al menos diez años. El mismo gobierno que hoy lo realza, publicó una nota de 65 palabras para dar a conocer su fallecimiento: “En el día de ayer, víctima de una repentina enfermedad y después de agotarse todos los medios y recursos de la ciencia médica, falleció en esta capital el destacado escritor y poeta cubano José Lezama Lima. Su deceso constituye una sensible pérdida para la literatura de nuestra nación. En horas de la mañana de hoy, será sepultado en el Cementerio de Colón de esta ciudad” (Granma, martes 10 de agosto de 1976).

Tras la muerte, cuando el castrimo puso en funcionamiento con Lezama su práctica de la necrocultura, comenzaron a aparecer oleadas de lezamianos. Los poetas empezaron a leer como si todos fueran asmáticos, imitando sus dificultades respiratorias. Numerosos ensayos, estudios y tesis doctorales fueron escritos por los mismos que lo rehuían por temor a verse relacionados con el “apestado”. Personalmente fui testigo de un hecho que me irritó mucho. Pocos meses después de su muerte, entré en la librería La Polilla, en la Víbora, y mientras hurgaba en las mesas comencé a sentir olor a cucarachas. Ante mí, un montón de libros expedía esa fetidez; se trataba de la Poesía completa de Lezama Lima, que había publicado en 1970 el Instituto del Libro y que después fue recogida y almacenada. Por eso la indignación. Pero también la alegría. La grandeza del Maestro pasó la prueba del tiempo y a cien años de su nacimiento permanece vital, polémico, impresionando por su estilo y forma a quienes lo leen nuevamente o por primera vez.

Mientras, en Cuba celebran con el lanzamiento de una moneda conmemorativa y se realizan coloquios internacionales, peregrinación a su tumba, la reapertura de su casa como museo y hasta una “cena lezamiana”, en un país donde el hambre y las dificultades para conseguir alimentos son notorias. En el exilio, el Pen Club de Escritores Cubanos le rindió homenaje en el Koubek Center de la Universidad de Miami con la participación de Armando Álvarez Bravo y José Prats Sariol, quienes además se han presentado en la tertulia La Otra Esquina de las Palabras y en la Librería Universal. También el fotógrafo Iván Caña, durante la Feria del Libro de Miami, realizó una exposición con fotos inéditas de Lezama, entre otras actividades.

Cuando un escritor es grande, como José Lezama Lima, su legado permanece por encima de cualquier régimen social. Eso solo se logra a través del arte.

Reinaldo Arenas, rebelde e irreverente

El 7 de diciembre de 1990, el escritor Reinaldo Arenas se suicida en Nueva York, donde soportaba los estragos del Sida, una enfermedad que arruina lentamente. A veinte años de su muerte, su obra sigue siendo del interés del público y, coincidiendo con el aniversario, la editorial Point de Lunettes acaba de publicar Cartas a Margarita y Jorge Camacho (1967-1990), la correspondencia que Arenas sostuvo con el matrimonio.

Arenas es otro caso de un escritor del que el castrismo intenta apropiarse. Se ha creado en Holguín (su ciudad natal) el Premio Celestino de Cuento. En algunas publicaciones se han dado a conocer algunos de sus cuentos, pero en Arenas casi todo es irreverencia, rebeldía y anticastrismo, por eso es muy difícil publicar sus novelas, relatos o ensayos. Aun así se hacen intentos. Este año el escritor Tomás Fernández Robaina dio a conocer en la isla Misa para un ángel, una desmemoriada novela-testimonio donde el autor no es capaz de escribir el nombre de Otra vez el mar, una de las novelas más emblemáticas de Arenas. El libro se nutre de entrevistas, pero las que recoge son realizadas a personas en Cuba, no a los que dice entrevistó durante sus viajes a Estados Unidos para investigar. El resultado es un libro que ayuda a que los cubanos en la isla conozcan de la existencia de otro de sus grandes escritores desterrados de la memoria colectiva (y de las librerías), pero, por otro lado, pone a Reinaldo como un simple homosexual militante y no un anticastrista tenaz, un amante a ultranza de la libertad, un escritor como pocos.

También alrededor de la figura de Reinaldo Arenas hay oleadas de reinanianos. No obstante abundan los mediocres, resentidos y envidiosos que nunca se atrevieron a atacarlo en vida, y que tras su muerte, cuando ya no puede defenderse, no pierden oportunidad de desbarrar en su contra. Reinaldo y José Lezama Lima son dos de las figuras literarias más emblemáticas de la segunda mitad del siglo cubano. Sus obras son parte de la cultura cubana en sus distintas variantes. Lezama a través del barroquismo, cuidado al extremo, y Arenas mediante el desparpajo y la audacia.

Diciembre se viste de estas dos fechas importantes para la literatura cubana: el nacimiento de José Lezama Lima un 19 de diciembre de 1910, y la muerte de Reinaldo Arenas, ocurrida un 7 de diciembre de 1990.

Meloni: ¿Oportunista o fanática?

  Carlos Alberto Montaner En los años 1959, 60 y 61 se referían en Cuba a los “melones políticos” como alguien que era verde por fuera y roj...