
Según reporta el periódico La Prensa, “rodeado de cámaras de televisión, hablando por el móvil y acompañado de decenas de seguidores, Manuel Zelaya pasó bajo la cadena que marca la línea fronteriza entre los dos países, sujetándola en señal de triunfo, y tras dar un par de pasos en territorio hondureño”, se detuvo por “respeto a los principios de los militares”.
El fugaz retorno del ex presidente ha sido calificado de imprudente por la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton. Imprudente y papelacero, cabría añadir. Como se dice popularmente en Cuba, definitivamente el hombre es más rollo que película.