
Ayer fui al mercado y miré con deseos a una muchacha. La primera vez que me vio, sonrió con cierta malicia. Inspirado la seguí. Al encontrármela de nuevo en la sección de los vegetales, me lanzó una mirada de asco que me dejó paralizado. Agarré un mazo de lechuga y me fui corriendo a pagar. Al llegar a mi apartamento me tiré en la cama, me cubrí el pene con las hojas de la lechuga y me masturbé pensando en la muchacha del mercado.
Pero nada ayuda a escribir. Ni los vegetales, ni las fantasías, ni la frescura de una lechuga.
Nota del editor. El blog de Maurice Sparks cumple un año y Cuba Inglesa se congratula de haber cobijado sus primeros textos, en forma de comentarios. Nada mejor entonces que celebrarlo con una de sus magníficas historias.