Abel Prieto, el ron con mucho hielo

por Carlos Scholkow

Parece que Abel Prieto, a cuyos amigos les ha dado por visitar con alguna asiduidad este blog, ha sido reservado por el raulismo para continuar sus labores de enmascaramiento. Llamo enmascaramiento al proceso de distracción mediática implementado por el actual ministro de Cultura cubano desde su ascenso al poder, y que consiste en intentar hacernos pasar el camello de la libertad de expresión artística por el ojo de la aguja del totalitarismo. En intentar hacernos pasar, porque en realidad el camello cojea de cada una de sus patas.

Dos detalles interesantes, relacionados con la X Bienal de La Habana –que se celebra por estos días-, reafirman esta visión de conjunto. Se trata del performance de Tania Bruguera gracias al cual Yoani Sánchez, Claudia Cadelo, Reynaldo Escobar y otros dijeron durante un minuto per cápita, a micrófono abierto, lo que tenían que decir, y de la obra de Carlos Garaicoa "Las joyas de la corona", ocho piezas en plata fundida entre las que figuraba Villa Marista, señalada por el artista como un edificio dedicado a la represión. El hecho de que ambas muestras lograran evadir la censura de los organizadores del evento, habla a las claras de que no hubo evasión, sino aquiescencia. Indudablemente estamos en presencia de otra maniobra de distracción de cara a los medios internacionales de prensa y la comunidad artística, en la que Prieto no nos sirve el ron en strike, sino a las rocas.

Para este avezado bebedor, en tiempo de defenestraciones y genuflexiones, parece que es estratégico repartir unos tragos de “tolerancia” a los visitantes y participantes en la Bienal. Ron con mucho hielo, que aun en marzo el calor aprieta en La Habana y con el mareo es más fácil pasarle gato por liebre a los ingenuos habituales.