por Richard del Monte Jr.
El politólogo argentino Atilio Borón, de quien se dice se reunió el sábado pasado en La Habana con Fidel Castro, nos hace un cuento que reproduce la agencia de noticias Ansa con esa ferviente imaginación a la que es tan dada la cultura grecolatina.
En el cuento de Atilio, el mayor de los dos hermanos Castro sale en chandal a comprar el periódico, naturalmente sin escolta (el toque heroico no podía faltar). "Se puso en la cola como cualquier cubano. Cuentan que cuando una mujer advirtió su presencia, un pequeño tsunami emocional urbano se desató en un barrio de la isla".
Atilio nos sigue contando, pero olvida un detalle muy importante en esta historia. Con colostomía, y bolsa de heces articulada al costado, se puede comprar el periódico, pero no se puede gobernar. O ni siquiera se puede comprar el periódico, so pena de inundar el estanquillo de "dulces aromas". De cualquier manera, es pública y notoria la importancia que otorga Castro al prójimo, incluyendo a su sentido del olfato.
A otro perro con ese cuento.
En la foto, Castro y Atilio viviendo del cuento.