Cuba se fue. Frente a la imperturbable sonrisa de Iwakuma, la ofensiva criolla desgranó sus penas ya desde la primera entrada, en el Clásico Mundial de Béisbol que se juega en San Diego, California.Otra vez apeló al control el pitcheo japonés, con su abridor manejando una bola que rompía bajita, bordeando las esquinas, bifurcándose siempre a última hora. 69 lanzamientos con 47 strikes hasta el séptimo inning, cuando fue relevado.
Del otro lado, el equipo cubano llevó a un racimo de seis lanzadores al montículo. Japón hizo sus carreras como ya es habitual, chocando la bola frente a una defensiva desordenada.
El error de Céspedes en el jardín central, a la altura de la cuarta entrada, abrió definitivamente el partido. El final se veía venir. Los cubanos perdieron los nervios.
En el dogout, el receptor Pestano desató un principio de trifulca, sofocada a duras penas por la directiva del equipo.
5x0 el marcador final. El verdugo de Cuba la dejaba en la cuneta, en la sexta posición por equipos, con 18 ceros colgándole del cuello. Desde 1939, el peor desempeño de la mayor de las Antillas en torneos internacionales de envergadura.
